Pileta sanitaria

Para desinfectar el agua de la piscina utilizamos

El saneamiento de las piscinas es el proceso que garantiza las condiciones de salubridad de las mismas. Un saneamiento adecuado es necesario para mantener la claridad visual del agua y para prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas transmitidas por el agua.

En el saneamiento de una piscina se emplean dos métodos distintos y separados. El sistema de filtración elimina diariamente los residuos orgánicos mediante las cestas de tamiz situadas en el interior del skimmer y la bomba de circulación, y la unidad de arena con un dispositivo de lavado a contracorriente para facilitar la eliminación de los residuos orgánicos de la circulación del agua. La desinfección, normalmente en forma de ácido hipocloroso (HClO), elimina los microorganismos infecciosos. Junto a estas dos medidas distintas, que son competencia del propietario de la piscina, la higiene y la limpieza de los bañistas ayudan a reducir la acumulación de residuos orgánicos.

La Organización Mundial de la Salud ha publicado directrices internacionales para la seguridad de las piscinas y entornos similares de aguas recreativas, que incluyen normas para minimizar los riesgos microbianos y químicos.[1] Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos también ofrecen información sobre el saneamiento de las piscinas y las enfermedades relacionadas con el agua para los profesionales de la salud y el público.[2] Las principales organizaciones que ofrecen certificaciones para operadores y técnicos de piscinas y spas son la National Swimming Pool Foundation y la Association of Pool & Spa Professionals. Estas certificaciones son aceptadas por muchos departamentos de salud estatales y locales[3].

Dar 20 higiene en la piscina y seguridad en las actividades de natación

Todos compartimos el agua en la que nadamos, jugamos o nos relajamos. Eso significa que cada uno de nosotros debe poner de su parte para ayudar a mantenernos a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestros amigos sanos cuando nadamos. Los gérmenes pueden propagarse a través del agua de las piscinas, los jacuzzis y los chapoteaderos y causar enfermedades relacionadas con la natación. Estas enfermedades pueden provocar diarrea, erupciones cutáneas, dolor de oídos, tos o congestión y dolor de ojos.

La mejor manera de evitar que las enfermedades relacionadas con la natación se propaguen es, en primer lugar, mantener los gérmenes fuera del agua. Esto significa que si usted o su hijo han estado enfermos con diarrea en las últimas dos semanas, deben permanecer fuera del agua.

Para obtener más información sobre las enfermedades relacionadas con la natación y sobre las medidas que puede tomar para mantenerse sano al nadar, visite Enfermedades relacionadas con la natación y Pasos para una natación sana en el sitio web de Healthy Swimming.

En las dos últimas décadas, ha aumentado el número de brotes de RWI. Recuerde que el cloro y otros desinfectantes no matan los gérmenes al instante. Además, la mezcla del cloro con el pis y el sudor agota el cloro de la piscina, que de otro modo mataría los gérmenes.

Higiene y seguridad en las piscinas

Este verano, millones de estadounidenses acudirán a las piscinas para divertirse bajo el sol, pero aunque darse un chapuzón es una buena forma de combatir el calor, muchas piscinas públicas están llenas de gérmenes y, si no se tratan adecuadamente, pueden suponer un gran riesgo para la salud.

Aunque puede parecer un hábito que la mayoría de la gente dejaría atrás después de la infancia -o, preferiblemente, nunca lo adquiriría-, muchos adultos admiten que hacen sus necesidades mientras nadan.De hecho, una encuesta realizada en 2012 por el Water Quality & Health Council, asesor de un grupo comercial de la industria del cloro, descubrió que uno de cada cinco adultos estadounidenses orina en la piscina. Sin embargo, por muy tentador que sea evitar secarse y caminar hasta el baño, los expertos tienen un mensaje claro: no lo hagas: “Por muy fácil que sea orinar de forma anónima en la piscina, los nadadores deben evitar hacerlo y llevar a sus hijos a los descansos frecuentes para ir al baño”, dijo el Dr. Chris Wiant, presidente del Consejo de Calidad del Agua y Salud, en un comunicado de prensa.

Lavabo sanitario principal

La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a la idea de que las piscinas necesitan cloro. Sabemos que mantiene la piscina limpia, pero también sabemos que hay inconvenientes. Es sabido que un exceso de cloro puede producir un olor químico desagradable, irritar la piel, provocar el enrojecimiento de los ojos e incluso teñir de verde. Pero, ¿y si le decimos que ninguno de esos síntomas es consecuencia de un exceso de cloro en el agua? El hecho es que el cloro es un producto químico muy mal entendido. Su función en el saneamiento de la piscina es fundamental y, cuando se utiliza correctamente, es completamente seguro.

Las piscinas necesitan cloro para mantener el agua limpia y segura para nadar. El cloro ayuda a mantener el agua limpia impidiendo el crecimiento de las algas. Mantiene la seguridad del agua de la piscina atacando y neutralizando las bacterias y los microorganismos dañinos.

La magia del cloro está en una simple reacción química. Una vez que la solución de cloro está en el agua de su piscina, se descompone en dos moléculas fundamentales, el ácido hipocloroso y el ion hipoclorito. Ambas sustancias químicas actúan atacando y rompiendo los lípidos de las paredes celulares de los microorganismos, matándolos y haciéndolos inofensivos. Aunque ambas sustancias químicas actúan, el ácido hipocloroso es mucho más rápido. Puede oxidar un organismo en cuestión de segundos. El hipoclorito puede tardar hasta 30 minutos. Ambos productos químicos son vitales para la higiene de su piscina.