Grados rotura fibrilar

Cirugía de desgarro del gastrocnemio

Los desgarros musculares de la pantorrilla (gastrocnemio) suelen producirse en atletas recreativos de mediana edad mientras realizan acciones que requieren una contracción enérgica del músculo de la pantorrilla (por ejemplo, baloncesto, carreras en cuesta, tenis, etc.). Los desgarros del músculo de la pantorrilla tienen síntomas similares y se producen por un mecanismo parecido al de las roturas del tendón de Aquiles. La diferencia es la localización de la lesión. Las roturas del tendón de Aquiles afectan al propio tendón de Aquiles y el dolor se localiza justo encima de la parte posterior del talón. Las roturas del músculo de la pantorrilla se producen más arriba, donde el vientre del músculo se une a la fascia (unión musculotendinosa). La figura 1 muestra la localización típica de cada lesión. Debido a las similitudes entre las lesiones, en el diagnóstico debe descartarse una rotura del tendón de Aquiles. El tratamiento de los desgarros del músculo de la pantorrilla no es quirúrgico. En la mayoría de los casos, el tratamiento inicial incluye la modificación de la actividad (limitando las actividades de carga muscular), el uso de una bota (Cam Walker) y el uso de muletas.  A medida que el desgarro muscular se cura, se utilizan ejercicios de fisioterapia para recuperar toda la amplitud de movimiento y la fuerza muscular. Se puede esperar una mejora significativa en las dos primeras semanas, pero la recuperación total puede tardar hasta 6-8 semanas. Pueden pasar muchos más meses hasta que se recupere la masa muscular de la pantorrilla que se había atrofiado (debilitado) por falta de uso.

Rotura del tendón del cuádriceps

Resumen La desregulación de la α-sinucleína es un aspecto crítico de la patología de la enfermedad de Parkinson. Estudios recientes han observado que los agregados de α-sinucleína son citotóxicos para las células en cultivo y que esta toxicidad puede propagarse entre las células. Sin embargo, los mecanismos moleculares que gobiernan esta citotoxicidad y propagación están mal caracterizados. Estudios recientes sobre virus y bacterias, que logran su entrada en el citoplasma mediante la ruptura de vesículas intracelulares, han utilizado la redistribución de las proteínas galectinas como herramienta para medir la ruptura de vesículas por parte de estos organismos. Utilizando este enfoque, demostramos que los agregados de α-sinucleína pueden inducir la ruptura de los lisosomas tras su endocitosis en líneas celulares neuronales. Esta ruptura puede ser inducida por la adición de agregados de α-sinucleína directamente en las células, así como por la transferencia de α-sinucleína de célula a célula. También observamos que la ruptura lisosomal por la α-sinucleína induce un aumento dependiente de la catepsina B de las especies reactivas de oxígeno (ROS) en las células diana. Por último, observamos que los agregados de α-sinucleína pueden inducir la activación del inflamasoma en las células THP-1. Se sabe que la ruptura lisosomal induce la disfunción mitocondrial y la inflamación, ambos aspectos bien establecidos de la enfermedad de Parkinson, conectando así estos aspectos de la enfermedad de Parkinson con la propagación de la patología de la α-sinucleína en las células.

Rectus femoris tear lump

Cita: Tercero AA, Fernández RV, Murillo IG. Desgarro muscular: innovación en la clasificación y abordaje imagenológico de las lesiones musculares deportivas. Int J Fam Commun Me. 2020;4(6):169-177. DOI: 10.15406/ijfcm.2020.04.00210

El sistema muscular proporciona soporte y movimiento debido a los músculos que lo componen (cardíacos, estriados y lisos), a través de la contracción muscular, que se divide en lenta (repetitiva) y rápida (de alta intensidad y resistencia), también por la tensión isométrica e isotónica (excéntrica y concéntrica). Las lesiones musculares (desgarros) están relacionadas con la práctica de la actividad física y deportiva, que pueden ocurrir en cualquier momento por contusión (traumatismo) o distensión (hiperextensión), y cuando se producen generan edema, equimosis – hematoma, impotencia funcional y deformación en su arquitectura. El manejo oportuno, así como la clasificación y el óptimo abordaje imagenológico permiten una mejora en la terapéutica – recuperación y retorno a la actividad física – competencia del paciente.

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Técnica de reparación del tendón del cuádriceps

El colágeno (/ˈkɒlədʒən/) es la principal proteína estructural de la matriz extracelular que se encuentra en los distintos tejidos conectivos del cuerpo. Como principal componente del tejido conectivo, es la proteína más abundante en los mamíferos,[1] constituyendo entre el 25% y el 35% del contenido proteico de todo el organismo. El colágeno está formado por aminoácidos unidos para formar una triple hélice de fibrillas alargadas[2] conocida como hélice de colágeno. Se encuentra principalmente en el tejido conectivo, como los cartílagos, los huesos, los tendones, los ligamentos y la piel.

Dependiendo del grado de mineralización, los tejidos de colágeno pueden ser rígidos (hueso) o complacientes (tendón) o tener un gradiente de rígido a complaciente (cartílago). El colágeno también es abundante en las córneas, los vasos sanguíneos, el intestino, los discos intervertebrales y la dentina de los dientes[3] En el tejido muscular, es el componente principal del endomisio. El colágeno constituye entre el uno y el dos por ciento del tejido muscular y representa el 6% del peso del tejido muscular esquelético[4] El fibroblasto es la célula más común que crea colágeno. La gelatina, que se utiliza en la alimentación y la industria, es colágeno hidrolizado de forma irreversible[5].