Ampollas
Estas enfermedades surgen cuando el propio sistema inmunitario de una persona, que sirve de sistema de defensa del organismo contra los virus y las bacterias nocivas, ataca los componentes de la piel y/o las membranas mucosas (como la boca, la nariz y los ojos). Esto hace que se formen ampollas, a menudo acompañadas de un intenso picor y/o dolor. Las formas graves de la enfermedad pueden incluso ser mortales.
Por desgracia, las opciones de tratamiento actuales son limitadas y suelen provocar efectos secundarios graves. Para mejorar la atención a las personas con pénfigo y penfigoide, es necesario aumentar la concienciación y la comprensión de estas enfermedades, así como la investigación de alta calidad sobre su tratamiento.
La validación del registro de la enfermedad ampollosa en los datos sanitarios recogidos de forma rutinaria en las consultas generales, la actualización de la epidemiología del penfigoide ampolloso, la descripción de la prescripción actual de prednisolona oral en atención primaria y la información sobre la viabilidad de los ensayos
Enfermedad ampollosa
Existe una gran variedad de enfermedades ampollosas, algunas de las cuales pueden ser extremadamente debilitantes e incluso mortales. Muchas de estas enfermedades son de naturaleza autoinmune (Tabla 1) y también pueden estar asociadas a ciertos tipos de antígenos leucocitarios humanos. Algunas enfermedades ampollosas tienen secuelas graves, que requieren un tratamiento y una intervención tempranos para evitar una mayor morbilidad o mortalidad. Las enfermedades ampollosas autoinmunes incluyen el pénfigo vulgar, el pénfigo paraneoplásico, el penfigoide ampolloso, el penfigoide cicatricial, la dermatitis herpetiforme y la dermatosis IgA lineal (Tabla 2).
El pénfigo engloba un grupo de enfermedades ampollosas autoinmunes de la piel y las mucosas. En este grupo se incluye el pénfigo vulgar, una enfermedad ampollosa que afecta a la piel y a las mucosas y que puede ser mortal si no se trata con agentes inmunosupresores adecuados. La detección de anticuerpos circulantes contra las superficies celulares de los queratinocitos permitió entender que el pénfigo era una enfermedad autoinmune.1
Según varios estudios retrospectivos2 , la prevalencia del pénfigo vulgar es igual en hombres y mujeres. Aunque puede observarse en niños y ancianos, la edad media de aparición se sitúa entre los 40 y los 60 años. El pénfigo vulgar también es más frecuente en personas de ascendencia judía y mediterránea.
Enfermedades ampollosas en ancianos
Las enfermedades ampollosas cutáneas autoinmunes (AIBD) se caracterizan por la presencia de autoanticuerpos dirigidos contra las proteínas estructurales de la piel y las membranas mucosas adyacentes. Algunos signos clínicos son típicos de una AIBD específica, sin embargo, el diagnóstico correcto requiere la detección de autoanticuerpos ligados al tejido o circulantes. El patrón de oro para el diagnóstico de la AIBD es la detección de autoanticuerpos o del componente 3 del complemento mediante microscopía de inmunofluorescencia directa (IFD) de una biopsia perilesional. Los anticuerpos circulantes pueden detectarse mediante microscopía de inmunofluorescencia indirecta (IIF) de diferentes sustratos tisulares, como la piel humana, el esófago de mono y, más recientemente, formas recombinantes de los diferentes antígenos diana. Estos últimos también se emplean en diversos sistemas comerciales de ELISA y mediante inmunoblotting en ensayos internos disponibles en laboratorios especializados. Los sistemas ELISA también son particularmente valiosos para el seguimiento de la actividad de la enfermedad durante el curso de la misma, lo que puede ser útil para las decisiones de tratamiento. El diagnóstico exacto es esencial tanto para el tratamiento como para el pronóstico, ya que algunas AIBD se asocian a tumores malignos, como el pénfigo paraneoplásico y el penfigoide mucoso antilaminado 332. Esta revisión presenta las características clínicas e inmunopatológicas de las AIBD para el diagnóstico de vanguardia de estos trastornos.
Fotos de la enfermedad ampollosa autoinmune
Las enfermedades ampollosas autoinmunes hacen referencia a una serie de trastornos de la piel en los que el organismo ataca la piel y los tejidos sanos. Este ataque erróneo crea lesiones similares a las ampollas que se forman en la piel, las mucosas y las membranas. Los síntomas son específicos de cada paciente en cuanto a su gravedad, y van desde mínimos bultos hasta lesiones que cubren todo el cuerpo.
Nuestra dermis está compuesta por múltiples capas que se adhieren entre sí a través de proteínas, formando una barrera protectora que realiza una serie de funciones, esenciales para la vida humana. Desde la regulación de la temperatura corporal hasta la protección de nuestros vasos sanguíneos, es crucial que las proteínas que componen esta barrera epidérmica se mantengan sanas e intactas. Si se padece una enfermedad ampollosa autoinmune, los autoanticuerpos atacan estas proteínas, impidiendo que la epidermis se mantenga sana e intacta.
El tipo más común de enfermedad ampollosa autoinmune, el pénfigo vulgar, suele empezar en la boca en forma de ampollas, y luego pasa a la piel. Las ampollas pueden brotar, creando dolorosas llagas y erosiones en la superficie de la piel. Las ampollas formadas por el pénfigo vulgar no suelen picar, sin embargo, cuando estallan y se erosionan, pueden hacer que el paciente sea más susceptible a la infección.