Catalunya carta

Era orwell: un socialista

España es un país que ha tenido una profunda herencia de fascismo, que en estos días había resurgido y despertado. Puede resultar extraño que, aun reconociéndolo, muchos no se hayan dado cuenta del todo hasta ahora. Los fascistas no son una minoría en España, aunque en muchos casos se trata de una especie de fascismo disfrazado y edulcorado, que sólo muestra su verdadero rostro en la ira y la rabia cuando la unidad del imperio estaba en juego.

En España, más de un millón de personas fueron a rendir homenaje a Franco cuando falleció, formando largas colas para saludar su cadáver en un último esfuerzo de homenaje. En España, el partido gobernante es el heredero de la asociación franquista “Alianza Popular”, que apenas cambió su nombre por el de “Partido Popular”. El mayor monumento español, ordenado por Franco y construido por prisioneros republicanos esclavizados, sigue en pie.

Ahora bien, cabe destacar que el pueblo catalán ha sido históricamente, quién sabe si por su situación geográfica, notablemente aperturista y defensor de la libertad, tanto que incluso en 1719, De Vayrach escribía sobre ellos:

Frente popular España

Publicada en 1938 (aproximadamente un año antes de que terminara la guerra) con poco éxito comercial, ganó más atención en la década de 1950 tras el éxito de las obras más conocidas de Orwell, Rebelión en la granja (1945) y Diecinueve ochenta y cuatro (1949).

La guerra fue uno de los acontecimientos que definieron su perspectiva política y una parte importante de lo que le llevó a escribir en 1946: “Cada línea de trabajo serio que he escrito desde 1936 ha sido escrita, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático, tal como yo lo entiendo”[1].

El bando republicano, que consideraba a los nacionalistas como fascistas, estaba formado por varias facciones, entre ellas socialistas, anarquistas y comunistas. Hubo luchas internas entre estas facciones, que Orwell detalla en sus capítulos sobre las Jornadas de Mayo de Barcelona.

En las primeras páginas de Homenaje a Cataluña, Orwell escribe: “Había llegado a España con la idea de escribir artículos periodísticos, pero me alisté en la milicia casi de inmediato, porque en aquel momento y en aquel ambiente parecía lo único concebible”. Sin embargo, se ha sugerido que Orwell tuvo siempre la intención de alistarse[2].

La revolución española

Durante el referéndum de independencia de Escocia, conocí la causa catalana por la independencia cuando vi las esteladas que ondeaban junto a las saltires escocesas en George Square, Glasgow. Algunas eran ondeadas por catalanes que llamaban a Escocia su hogar y otras por aquellos que habían hecho el viaje a Escocia en los últimos días de la campaña para solidarizarse con nosotros en nuestro esfuerzo compartido. Apenas dos meses después, dos amigos y yo viajamos a Barcelona para aportar la misma solidaridad en la consulta independentista de Cataluña de noviembre de 2014. Desde el día en que aterricé, me enamoré de Cataluña: su cultura, su política, sus ciudades y campos, pero sobre todo, su gente.

Durante los dos últimos años, he sido viceconsejero de las Juventudes del SNP y, durante ese tiempo, uno de mis objetivos principales ha sido establecer vínculos con Cataluña y con otros movimientos independentistas de izquierda afines en toda Europa. La rama juvenil de su partido, JERC, nos ha ofrecido su camaradería y amabilidad, invitándonos a los países catalanes en varias delegaciones. Tuvimos la oportunidad de invitar a muchos miembros de la JERC a Glasgow en enero de este año y acabo de regresar a casa desde Menorca, donde la JERC organizó un taller sobre ecologismo. También he tenido el privilegio de conocerlos personalmente en la Acampada Jove en 2016.

Guerra civil española

Poemas visuales es un espectáculo encantador, que llena cada rincón del escenario con un virtuosismo inusual, fruto de muchos años de trabajo. En el escenario cobran vida una serie de simples letras que, gracias a su gran maestría y manejo, convierten los gestos en versos y los versos en emoción.El espectáculo se inspira en la magia de los poemas del poeta catalán Joan Brossa, tomando prestado el magnetismo del alfabeto de Brossa, un juego de letras con el que el poeta ilustra su poética visual. Poemas visuales comienza con el músico-actor haciendo de poeta; lleva una maleta llena de letras hechas de espuma y empieza a jugar con sus sonidos y formas, descubriendo que las letras pueden servir para crear poesía sin necesidad de construir palabras. Con su guitarra y sus canciones, establece una cálida relación con las letras que cobran vida, creando un universo lleno de personajes, coreografías, humor y dramatismo para demostrar que las letras no sirven sólo para rellenar papeles y ordenadores, sino que también pueden crear un mundo sensible de una sencillez pasmosa.Las letras, manejadas por palos sobre una mesa, cobran vida y se transforman a medida que avanza el espectáculo: la E se convierte en un perro que juega con un niño, que es la I. Una Y y una “U” crean una danza rítmica y una simple “T”, un trampolín.